TRABAJO
DE TODOS
El deporte profesional tiene unos
grandes protagonistas que ocupan el centro absoluto de todos los objetivos,
portadas y titulares, los deportistas, como no podía ser de otra forma. Pero
igual que en el cine no actúan sólo los actores principales, en el deporte
existen actores secundarios que suelen pasar desapercibidos. Centrándonos
exclusivamente en el mundo del fútbol, donde el deportista cobra mayor
importancia si cabe que en el resto de deportes, encontramos un número nutrido
de personas dedicadas a que todo el engranaje del equipo funcione a la
perfección. Servicios médicos, utileros, responsables de seguridad, delegados,
departamento de comunicación, una lista bastante amplia de profesionales
“invisibles” la mayor parte del tiempo y que sin embargo resultan
imprescindibles.
Dentro de este gran grupo que
aúna ámbitos profesionales muy diversos dentro del equipo, quería fijarme
especialmente en los que a mi modo de ver son los “ángeles de la guarda” de los
equipos profesionales, los servicios
médicos.
Teniendo en cuenta que el
deporte, el fútbol en este caso concreto, es una profesión eminentemente física
donde el cuerpo es el instrumento de trabajo, los médicos, fisioterapeutas,
enfermeros y demás, pasan a cobrar una importancia significativa en la rutina
habitual de los jugadores. Los clubes profesionales cuentan con un equipo médico
que se encarga diariamente del control de su nutrición, de los problemas de
sobrecargas o contracturas que puedan tener a diario, de sus lesiones y de cómo
prevenirlas. En definitiva, la expresión “entre algodones”, cobra total
significado en este caso. Los futbolistas de élite tienen constantemente profesionales que se encargan de ponerlos a
punto para poder llegar en las mejores condiciones al día de partido.
No siempre es fácil la labor
sanitaria en el máximo nivel del deporte profesional. La exigencia a la que están sometidos los
futbolistas lleva a los médicos a situaciones complejas en su trabajo. En
ocasiones las competiciones demandan la presencia de un jugador que no está
recuperado y sin embargo hay que forzar. En esos momentos la tensión y las
prisas se pasan a los servicios médicos del club. Esto es una responsabilidad
añadida a la que ya de por sí tienen, y es que cuando hay una afición detrás,
exigiendo la reaparición de un futbolista en concreto, el esfuerzo por
recuperar al jugador se multiplica. Esta
semana hemos sido testigos de un caso que deja patente esta realidad. Messi, con
una lesión muscular en el bíceps femoral de la pierna derecha, no tenía el alta
médica el pasado miércoles cuando por necesidades en el equipo tuvo que saltar
al terreno de juego en la eliminatoria de Champions League. Probablemente las
primeras caras que viese el argentino al término del partido serían las de los
médicos y fisioterapeutas del club para hacer el balance de los posibles daños.
Y con todo ello, más presión para volver a pedir los plazos de recuperación.
Pero el trabajo de los médicos y
fisioterapeutas no está sólo en preparar al jugador lesionado para volver al
terreno de juego. También se encargan de llevar a cabo una preparación diaria de prevención para no tener que llegar a la
temida lesión. Los fisioterapeutas
se vuelven fundamentales en el día a día de los jugadores. En parte también
ejercen de psicólogos, ya que son los que están más cerca de ellos en los
momentos que peor lo pasan.
Todo este trabajo casi siempre queda en el silencio de los
vestuarios, de los gimnasios, de las salas de rehabilitación, en definitiva, de
puertas para adentro. Parece que sólo se les tiene presentes para los momentos
malos. Sin embargo, si finalmente se obtiene alguna recompensa en forma de
título, sólo nos acordamos de los futbolistas y del técnico, la cara visible del equipo. Pero la realidad
es que ellos también son parte de esas victorias, de esa cara más alegre del
deporte y es que para lo bueno y para lo malo, todos forman parte del mismo
equipo, lo conseguido es un trabajo de todos.
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