sábado, 13 de abril de 2013

 
 TRABAJO DE TODOS
El deporte profesional tiene unos grandes protagonistas que ocupan el centro absoluto de todos los objetivos, portadas y titulares, los deportistas, como no podía ser de otra forma. Pero igual que en el cine no actúan sólo los actores principales, en el deporte existen actores secundarios que suelen pasar desapercibidos. Centrándonos exclusivamente en el mundo del fútbol, donde el deportista cobra mayor importancia si cabe que en el resto de deportes, encontramos un número nutrido de personas dedicadas a que todo el engranaje del equipo funcione a la perfección. Servicios médicos, utileros, responsables de seguridad, delegados, departamento de comunicación, una lista bastante amplia de profesionales “invisibles” la mayor parte del tiempo y que sin embargo resultan imprescindibles.
Dentro de este gran grupo que aúna ámbitos profesionales muy diversos dentro del equipo, quería fijarme especialmente en los que a mi modo de ver son los “ángeles de la guarda” de los equipos profesionales, los servicios médicos.
Teniendo en cuenta que el deporte, el fútbol en este caso concreto, es una profesión eminentemente física donde el cuerpo es el instrumento de trabajo, los médicos, fisioterapeutas, enfermeros y demás, pasan a cobrar una importancia significativa en la rutina habitual de los jugadores. Los clubes profesionales cuentan con un equipo médico que se encarga diariamente del control de su nutrición, de los problemas de sobrecargas o contracturas que puedan tener a diario, de sus lesiones y de cómo prevenirlas. En definitiva, la expresión “entre algodones”, cobra total significado en este caso. Los futbolistas de élite tienen constantemente  profesionales que se encargan de ponerlos a punto para poder llegar en las mejores condiciones al día de partido.
 
No siempre es fácil la labor sanitaria en el máximo nivel del deporte profesional. La  exigencia a la que están sometidos los futbolistas lleva a los médicos a situaciones complejas en su trabajo. En ocasiones las competiciones demandan la presencia de un jugador que no está recuperado y sin embargo hay que forzar. En esos momentos la tensión y las prisas se pasan a los servicios médicos del club. Esto es una responsabilidad añadida a la que ya de por sí tienen, y es que cuando hay una afición detrás, exigiendo la reaparición de un futbolista en concreto, el esfuerzo por recuperar al jugador se multiplica.  Esta semana hemos sido testigos de un caso que deja patente esta realidad. Messi, con una lesión muscular en el bíceps femoral de la pierna derecha, no tenía el alta médica el pasado miércoles cuando por necesidades en el equipo tuvo que saltar al terreno de juego en la eliminatoria de Champions League. Probablemente las primeras caras que viese el argentino al término del partido serían las de los médicos y fisioterapeutas del club para hacer el balance de los posibles daños. Y con todo ello, más presión para volver a pedir los plazos de recuperación.
Pero el trabajo de los médicos y fisioterapeutas no está sólo en preparar al jugador lesionado para volver al terreno de juego. También se encargan de llevar a cabo una preparación diaria  de prevención para no tener que llegar a la temida lesión. Los fisioterapeutas se vuelven fundamentales en el día a día de los jugadores. En parte también ejercen de psicólogos, ya que son los que están más cerca de ellos en los momentos que peor lo pasan.
Todo este trabajo  casi siempre queda en el silencio de los vestuarios, de los gimnasios, de las salas de rehabilitación, en definitiva, de puertas para adentro. Parece que sólo se les tiene presentes para los momentos malos. Sin embargo, si finalmente se obtiene alguna recompensa en forma de título, sólo nos acordamos de los futbolistas y del  técnico, la cara visible del equipo. Pero la realidad es que ellos también son parte de esas victorias, de esa cara más alegre del deporte y es que para lo bueno y para lo malo, todos forman parte del mismo equipo, lo conseguido es un trabajo de todos.
 
 

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